Al principio cuando llegué a Cantabria y venían los fríos y las lluvias acompañadas de nieblas y cielos encapotados, no llegaba a ponerme de mal humor, pero sí que me costaba el hecho de adaptarme a tanta sensación de agua por todos lados. Ahora y después de ocho años aquí, pues casi que me hace falta un poco eso de que lleguen los fríos y la sensación de ir camuflado bajo un montón de vestimenta, al tiempo que siento ese aire frío por la cara. Las manos no, no me termino de acostumbrar y eso que vengo de La Pampa, que aquí en España es como parar a la intemperie en el medio de Madrid a las ocho de la mañana en plena helada y se te hielan los huesos. De hecho soy de esos que me gusta no llevar nada en las manos para tenerlas calientes en el bolsillo. Hasta me aguanto de fumar a veces con tal de que no se me hielen, porque en el momento que se te enfrían es como que no sirven para nada. Las sientes raras, como si no respondieran, me choco con las cosas o no termino de hacer lo que quiero porque sencillamente no las siento...
En fin, bienvenidos sean los fríos nuevamente y calculo que serán como en esta foto, tres años de diferencia, pero más o menos el mismo paisaje. Las fotos ya se sabe que engañan un poco, aunque esta me ha quedado aceptable por la circunstancia de la niebla, pero lo impresionante es siempre pararte ante un paisaje y disfrutarlo con una buena bocanada de aire y ventilar la mente para conseguir tranquilidad y reponer un poco de fuerzas, sea en frío, o en calor si estás en el polo sur.
1 comentario:
Ven a la patagonia Argentina y verás lo que es el verdadero frío.
Publicar un comentario