jueves, 11 de septiembre de 2008

De los tiempos de escritura

A veces la escritura por necesidad es una profesión, otras veces un escape, ideas, rabia, pensamientos, sensaciones, ensayo, estética, y quién sabe cuantas cosas más. Pero lo cierto es que como instrumento, al igual que la música, la pintura, la escultura, va por rachas o disciplina según los momentos y la circunstancia de la persona.
Intenté varias veces ser escritor de "a diario", y a veces lo consigo... obvio que exceptuando la profesión de periodista. Pero más o menos el tema de ponerme con las letras siempre pulula por ahí. La historia final es siempre la misma ¿sobre cuánto podemos opinar o reflexionar? Quizás la respuesta sea sobre todo, pero siempre hay algo que lo impide... las ganas. Creo que a todos nos ha pasado que muchas veces no tenemos ganas de algo y a mi me sucede lo mismo con la escritura... no siempre me dan ganas de reflexionar sobre algo. A veces me llena mucho más el solo hecho de contemplarlo y no opinar nada al respecto, casi como algo milagroso, un regalo de la naturaleza.
Claro que hay cuestiones que indignan, y no me voy a poner a enumerarlas, pero hay muchísimos hechos cotidianos que dan ganas de solo observarlos y no decir nada. Tan solo disfrutarlos ¿qué se puede decir de una bolsa de supermercado que está dando vueltas a tres metros del suelo, flotando y bailando al compás del viento? Vamos, un hecho cotidiano, un hecho cualquiera como otros tantos...
Escribo lo que soy. Veo y opino. Veo lo que somos. Quizás nadie pueda nunca retratar con la escritura un sentimiento real. La verdadera felicidad o la inconsolable angustia de alguien que permanece callado buscando una nueva oportunidad. El tiempo nos guía como el pastor a sus rebaños, al igual que las letras por los laberintos de las subjuntivas.
Letras de consuelo, palabras de creatividad....

2 comentarios:

german dijo...

lindo blog matt, me gusto lo de volver a argentina, creo que ahora mismo somos muchos los que queremos volver, los que stamos hace 7, 8 o 9 años creo que no aguantamos mas...y nos da un poco igual lo que pasa alla,en fin hay que pensarlo bien.
saludos.

Anónimo dijo...

El círculo inestable de la pertenencia, unos desean volver, otros irse...pero a donde? o de qué? Creo que uno hace sus propias fronteras. Los caminos del Señor son misteriosos, pero son de todos.