martes, 10 de junio de 2008

La moto

Hay historias que se entrelazan en la vida de uno y que se repiten a lo largo de los años, tal vez con un poco de inconexión, pero que con el tiempo marcan una trayectoria y hasta gustos, hobbies, pasatiempos o como quieras llamarlo. Recuerdo que cuando era pequeño mi medio de transporte por excelencia era la bicicleta. Cómo no iba a ser así en una región que es totalmente plana. Pues eso. Y tengo en la mente recuerdos de cuando iba pedaleando a algún sitio y por esas cosas de la vida quería ir más rápido. Obvio que aceleraba mi ritmo, pero me parecía aún que iba muy despacio. Y desde entonces, y por más que hiciera ciclismo durante un par de años para ir más rápido aún, pues el objetivo era ir un poco más de prisa.
Coincidiendo por aquellos años mi madre se compró una pequeña moto para ir a trabajar al centro de la ciudad ya que nosotros vivíamos en las afueras. Era una Zanella, una especie de Vespino, que si todo se complicaba con el motor, pues podías tirar de los pedales que traía incorporados. Ese tiempo fue una verdadera lucha con mi madre. Ella no me la prestaba porque me decía que si se rompía pues no tendría con que ir a trabajar. Yo le decía que se le cuidaba. Pero no había manera. Así que pasado un tiempo encontré el momento de usarla sin que se enterara. Ya sabes, pillerías de la juventud. El momento ideal era la siesta cuando ella se iba a dormir. Yo la sacaba lentamente de casa sin hacer ruido y una o dos calles más allá de casa la arrancaba y me iba a dar unas vueltas por allí. Todavía tengo la sensación viva de los primeros días... para mí iba como a 200 kms. por hora, por más que no superara los cuarenta o cincuenta. Pero aquello duró poco... un barrio en las afueras de la ciudad, a la hora de la siesta se escucha todo por más que te vayas a cinco calles y sí... arranques el motor de una moto. Así que me descubrió y no pude ni llegar a un acuerdo siquiera.
Pero bueno aquellos quedó en el tiempo y pasaron muchos años hasta que tuviera la oportunidad de subirme nuevamente a una moto. Fue el primer año que me vine a vivir a Cantabria. Era una Suzuki, 50 cc, de decimocuarta mano que con el tiempo se convirtió en mi medio de transporte. Lloviera, nevara, hiciera viento, cayeran rayos o por qué no decirlo... cuarenta grados a la sombra. Pero la gocé como nadie. La bauticé como "El Rayo". Todo fue bien hasta que un día me metí debajo de un Citroen Saxo. Cosas de la vida. Desde entonces El Rayo me empezó a fallar. Hasta que pasados los meses, pues tuvimos que firmar el acta de defunción. Una pena, fue como perder a un compañero de aventuras. Tantas pasadas cerca de los coches en plena ciudad, tantas curvas peligrosas. Además con El Rayo estuve un año entero sin carné de conducir y nunca me paró ningún policía. Siempre supuse que eso se debió a la fuerza de aquella moto.
Así que la vida me llevó a una nueva moto. Una Vespa también de 50 cc. La típica de las películas italianas. Y desde entonces todavía la tengo. Pasan los años y cada vez me siento mejor con ella. Nos entendemos, nos hablamos. Me acompaña y lleva a los lugares más insospechados y cuando quiero evadirme de todo le digo: "llévame que yo te sigo". Y ahí vamos, los dos sorteando curvas y contracurvas, entrando y pasando por lugares insospechados a filas infinitas de coches, esquivando cabras o vacas en el medio del monte o casi metiéndonos debajo de un autobús por culpa de la gravilla como nos ha pasado. Pero nos caemos y nos volvemos a levantar como dos buenos amigos. Y desde hace dos semanas no paro de estar encima de ella, por más que tenga coche, la elijo a ella y nos vamos a todas partes, dos, tres, cuatro horas todos los días a pisar la tierra en el estado que se nos presente. Sinceramente, te lo recomiendo. Contamina poco y a setenta parece que vas a trescientos.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Dos semanas en Europa (España, Cantabria/Madrid) conociendo el mar cantábrico, la Gran Vía, Pueblos, museos de tortura, culturas, seres humanos increíbles, castillos, zoológicos inmensos y no pude conocer una Vespa 50 CC estando a 10 metros!!!! vaya historia hermano. Si no te gusta tu auto en Argentina será bienvenido..jeje. Un gran abrazo. Iñaki.-

Anónimo dijo...

Hace casi un mes que no hay actualizaciones en tu blog..justifícate!.