viernes, 9 de mayo de 2008

La vida en la naturaleza

Me crié en el medio del campo, pero la verdad pocas veces le di importancia al hecho de estar rodeado de naturaleza. Salvo cuando me fui a vivir a Buenos Aires que con el paso del tiempo comencé poco a poco a anhelar volver a tener contacto con la naturaleza. Buenos Aires es una mole infernal, con diez millones de habitantes si se cuentan los alrededores, y hay kilómetros de asfalto por todas partes con pocos espacios verdes. Recuerdo que estando allí extrañaba el ruido de los pájaros que me despertaban por las mañanas en La Pampa, y que siendo joven odiaba porque no me dejaban dormir más.
En Madrid la cosa fue distinta, no sé si porque tiene el parque del Retiro o Casa de Campo que con una escapada semanal me bastaba para volver a respirar bien. Además Madrid no es una ciudad tan alta como Buenos Aires que se te viene encima y por lo menos se puede ver el cielo.
Y esto viene a cuento de que desde hace un mes estoy viviendo en el medio del campo con un río al lado lleno de peces, que alimento a diario con el pan del día anterior y llego a juntar unos treinta debajo mío con mucho hambre. También veo los impresionantes nidos de cigüeña de cerca y como en esta época están con sus crías, las lagartijas que se cuelan por todas partes y mientras estoy con la compu me caminan por los pies, una araña que salió de mi cama hoy por la mañana cuando me levanté, las abejas que pululan por todas partes dando vida a las flores, inofensivos ratoncitos de campo, cantidades impresionantes de pájaros atrevidos que van detrás mío buscando gusanos y lombrices cuando paso la cortadora de césped, en fin naturaleza en estado puro. Y debo confesar que me encanta. Salvo la serpiente esa que apareció el otro día y que me dan mucho... puaj... Pero bueno la paz que da la naturaleza después de haber vivido en grandes ciudades no es comparable a nada.
Me gusta y me hace replantear muchas cosas. En la vida en el campo no necesitamos tantas cosas como en la ciudades. No hay horario partido ni se gasta dinero por ahí para comer. No existen los centros comerciales, ni siquiera para ir de tiendas. No hace falta tirar del coche o del transporte público para ir a todas partes, salvo un par de veces por semana para ir a hacer un poco de compra de alimentos. Hay un montón de palabras que tienen que ver con el mercado laboral de hoy en día que en el campo no tienen sentido y después de haber vivido aquí y allá, la vida se ve distinta una vez más.
Desde hace décadas los jóvenes emigran a las grandes ciudades para buscar oportunidades y desarrollarse en sus carreras laborales. La verdad es que es una pena porque nos estamos perdiendo una de las cosas más bonitas que tiene la vida y es convivir con la naturaleza.

1 comentario:

JP dijo...

Me ha encatado tu post, tenemos cosas en común en el tema de los viajes, aunque con tanta ruta al final ya no he entendido dónde estás.

Te seguiré leyendo.

Saludos,
JP
http://historias-de-jp.blogspot.com