
También es obvio, a que hora realizamos estas actividades. Cuanto hechamos de gasolina en el coche, que enfermedades hemos tenido, que canales de TV miramos con más frecuencia (esto lo he visto yo con mis propios ojos en una compañía que se dedica al rating que tienen los diversos canales, sólo a través de la electricidad), cuanto dinero retiramos del cajero cada vez y claro está con que frecuencia nos comunicamos por teléfono con quién sabe Dios.
Es decir que el control sobre las masas ha dejado de ser algo impersonal y ha pasado a ser en muy poco margen de tiempo y gracias a los avances tecnológicos, a un control personal que en muchos casos roza la violación de la intimidad de las personas. Sobre lo que el futuro nos depara en este sentido son muchas las vertientes y las opiniones al respecto. Pero una me ha llamado la atención sobre todas. La he visto en varios sitios e incluso en películas de ciencia ficción. Pero para dar un dato concreto vale una capítulo en el libro de Daniel Estulín sobre el Club Bilderberg donde una de las ideas que se maneja a futuro es la incoporación de un chip en las personas dentro de la propia piel. En teoría nos lo venderían como un elemento de seguridad, pero en realidad estamos hablando del último bastión al que quieren llegar los poderosos para controlar a las masas. Incluso la posición de cada una de las personas con un rastreo a través de GPS.
Así que amigos el futuro se presenta por un lado interesante ya que los descubrimientos a los que estamos llegando de la mano de la ciencia parecen ilimitados, pero también los elementos de control tomana un sentido que cada vez parece más intimidatorio. Muchos perros del primer mundo ya llevan un chip, espero no ver el día en que los humanos, sea bajo el pretexto que sea, terminemos llevando un chip.
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