lunes, 18 de febrero de 2008

Cuando llegamos tarde

A mi me suele pasar que a veces llego tarde a los sitios y mientras voy de camino, sabiendo que soy inpuntual, pues me entra cierta ansiedad que combinada con no sé que tipo de factores químicos en mi cerebro hacen que me salgan excusas automáticamente de la cabeza y que finalmente me tenga que decantar por alguna. Pero lo curioso es que siempre me vienen tres o cuatro excusas como mínimo, de las que ninguna de por sí es lo suficientemente convincente como para justificar que llego tarde. Así que a veces me veo en la obligación de mezclar un poco de una con otra y así sale la que finalmente diré. Pero también curioso es la cantidad de disparates que suelen venirnos ante este tipo de situaciones.
"Se me incendio la cocina". Es buena sin lugar a dudas, pero no es convenientes porque están las repreguntas y ahí es cuando metemos la pata. "Se me quebró la llave en la cerradura y no podía cerrar la puerta". Peligroso, porque puede que nos muestren una prueba y no vamos a cortar a propósito una llave de la casa para hacer real nuestra coartada. Aunque se me ocurre ahora que se puede llevar en el llavero una llave cortada para una situación de este tipo y sacarla para justificar nuestra llegada tarde.
Las excusas de tráfico suelen ser buenas, pero siempre está aquel que nos dice que hay que ser previsores y salir con la suficiente antelación por si hay atascos. Ésta no es muy buena para presentar además porque ya está muy usada. Otra cosa es decir que pinchamos una rueda, pero el inconveniente es que debemos tener algún tipo de mancha en nuestra vestimenta para justificar el cambio de neumático. Si la situación lo requiere y es muy urgente puede usarse manchándonos un poco porque después se lava y ya está.
De chico recuerdo haber dicho una vez que no había hecho las tareas en el colegio, "se me murió mi abuela". Puf!!! Estuve mal como una semana, primero por usar a mi abuela para tal fin, sino que además me descubrieron porque en los recreos andaba por ahí riendo y jugando como si nada. Y después ver a mi abuela sabiendo que la había matado. Esta no recomiendo usarla porque el remordimiento es grande.
Pero lo mejor en mi opinión es no decir nada. Esto lo he aprendido de un viejo compañero de trabajo que llegaba dos por tres tarde y cuando le preguntabas que le había pasado, te respondía: "y a tí que te importa". Ya el talante es definitivo. Primero porque el tío gastaba mala leche en la respuesta entonces algo malo le había pasado y segundo que le vas a repreguntar a una persona así. Creo que en definitiva es una de la mejores excusas.

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