Las fiestas de barrio con los vecinos, siempre han dado mucho de sí. En el mío, tres o cuatro veces al año se organizaba fiestas para recaudar fondos y la junta vecinal reinvertía en plantas, bancos, iluminación, pintura, etc. Como el fin justificaba los medios, pues allí íbamos todos básicamente a pasarlo bien. Las madres hacían tartas, pasteles y se vendían en subasta al mayor postor. También había un barra con bebidas y no podía faltar la música para que nos acercáramos a la vecina que nos traía locos y la invitáramos a bailar (esto merece otro día un espacio). Pero lo que recuerdo y que debo reconocer que cambio radicalmente mi vida, fueron los concursos y juegos que los padres hacían inocentemente para que los niños participaran y se divirtieran. Había de todo, manzanas que colgaban de un hilo previamente pasadas por una mermelada y los participantes debían intentar morderla pero con las manos atrás, en la espalda. Las típicas carreras dentro de bolsas para cubrir una distancia relativamente pequeña. Otra carrera era sosteniendo con una cuchara una patata con la boca, y correr de una esquina a la otra sin que se te cayera, o la clásica cuerda con cinco tíos de cada lado tirando como bestias. Bien hasta aquí la felicidad y la diversión. Pero todo comenzó el segundo año de los festejos cuando decidí concursar en... busca el caramelo sugus en un cubo lleno de harina, solamente utilizando la boca. Pensé "bueno, vamos a hacer un poco el tonto para que la gente se ría con mi cara llena de harina, yo me río y todos contentos". Pobre iluso. Comenzó la cronometrada y me zambullí de lleno buscando el maldito sugus. No se si fue el azar o el instinto, pero en menos de cinco segundos lo tenía en la boca. Saqué el careto y con medio kilo de harina en la boca, el caramelo entre los dientes y un gesto tipo Rocky cuando ganaba por KO, recibí el aplauso y las carcajadas de todos. Estaba en la cima, era el mejor en algo, había ganado a todos, la gente me aplaudía, me pedían que mirara a las cámaras para hacerme fotos, comencé a pensar que me podía forjar un futuro... ¿buscando sugus en harina?... Dejé todo y me fui a buscar a la vecinita que me gustaba.En la siguiente fiesta del barrio, a los pocos meses, otra vez se organizaron las fiestas y actividades y entre ellas la de buscar el sugus en harina. Me apunto de nuevo, ni siquiera me acordaba de mi anterior triunfo, y ahí comenzó la cronometrada de nuevo. Zas... en menos de diez segundos salgo con el sugus en la boca. Todos, jajaja, aplausos, risas y de pronto, un vecino de mi edad con el que jugaba casi todos los días grita "¡Trampa!" La gente se reía de mi cara y de la situación de estar acusado de hacer trampa. Pero cuando interviene el padre se hace un gran silencio. Le preguntó a su hijo que cómo había hecho trampa. Y este vecinito responde "se pone el sugus en la boca antes de empezar a competir, por eso ganó ahora y en la anterior fiesta". Mi dignidad estaba manchada... Continuará.
1 comentario:
Gracias Rhor por la correción, es lo que tiene haber hablado toda la vida con eses y ahora acostumbrarme a pronunciar la zeta y además que no me confunda la gramática.
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