jueves, 6 de mayo de 2010

Historias de una pluma envenenada

A veces creo que mi alma me dicta lo que debo escribir. Otras, soy más práctico y siento como si ella tuviera un bolígrafo guardado que saca constántemente y poco a poco va apuntando todo lo que me sucede en la realidad, para recordarlo, para encontrar un texto, un resumen de la experiencia... tal vez la idea definitiva que me deje en paz con este mundo y me permita vivir antes de la muerte. Quizás un mal enlance en la memoria, quién sabe aquello del alma... el espíritu.. no sé... es otra cosa, todo encordonado en un ser que se vuelve elástico o se contrae, tal vez sin entender por qué, o tal vez sabiéndolo, rehuye hacia lo inmediato, el placer.

Otras veces me machaca con la realidad pura y dura. A veces pienso que ya he vivido mucho, y al rato me doy cuenta que, mierda, hay que volver a vivir porque faltan cosas, impuestas o autoimpuestas por la cultura, la sociedad y todo eso del contacto, pero faltan. No porque me disguste. Siempre y a todos como consecuencia del vivir nos toca bueno y malo... Es más que nada un reivindicación por aquello de "cuándo me va a llegar la paz viviendo". Hoy vi una niña con ganas de vomitar. Le dije que si quería hacerlo al lado de un árbol y me dijo que prefería enterrarlo debajo de una piedra. Eran sus ganas de vomitar debajo de una piedra... y no vomitó. Tal vez hubiera debido... las deudas mejor al día.


También consulté a mujeres mayores, envolviendo sus desengaños para despedirlos mientras trituraban hojas de un árbol caidas y sin caer, u hombres rompiendo palos rescatados de la hierba, sentados a ras del suelo. También les he visto afirmando ideales con una palo recogido de cualquier parte, dibujando, dibujándose esquemas sobre el suelo.


Y a veces veo algunos transportar su alma, su resumen de existencia, sus anehlos, defensas y desencuentros convertidos en fortalezas, el dolor que les hizo y también me hizo, más fuerte. Y veo la cultura del día a día, la calle que todos caminamos, el presente que vivimos y el futuro que perfilamos. Y no me duele ni me da más fuerza... bajo la cabeza, levanto mi camiseta mirando el ombligo y veo que de esto están hechas algunas partes de la vida.
PD: La foto corresponde a uno de los últimos cuadros que he pintado.

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