lunes, 1 de diciembre de 2008

Espacio, realidad, tiempo

Y te veo... y no me ves. El gris claro de tus ojos, la suave niebla de tu encanto, el raro símbolo de tu ser. Hace años fui temple, fuerza infinita sin cesar, el cálido embrujo del impulso, el vago encuentro de un ideal. Pero el tiempo todo lo cambia, el ser, su nada, sus anhelos (con hache), sus ideas, metáforas, tal vez... lo incierto.
Dicen que el tiempo se divide en tres etapas. Aquello que creemos que fuimos, más lo que recordamos (y cómo lo recordamos) en tiempos pasados. Incluyendo lo que estudiamos. Tu ser, mi ser. El hoy plagado de yos, de mis, de nuestros, de cadas y de besos, recuerdos. No te creo, no sé por qué, pero no, solo quiero el silencio. De mi mente, de mi cuerpo. De cada instante en que pienso, de no ser... ser tiempo.
Paradojas del sin sentido. Ser materia, ser espacio y claro... tiempo. No te oigo, no te siento. Quiero ser parte de un pensamiento. Tal vez lo soy, solo intenciones en movimiento. Vuelo medio, mas arriba el firmamento.
Y... qué pensarás... Da igual, es movimiento, una idea... aj... pensamientos.
Es raro, pero cuando me esfuerzo, siempre te tengo. Tal vez nos pasa a todos... el tiempo.
Lógico son tus lógicos, estás en activo... lo siento. Lee tranquilo, te espero.
El presente es resumen, sí, de todo eso. De rizos en el cerebro, de marcas en el alma, de instintos sobre el recuerdo. Tu me conoces, yo no me acuerdo.
El futuro... claro, te entiendo. Lo depositas y te encuentro. Un momento, un espacio, una idea, un guijarro en el universo. Ya no creo, solo te quiero, más que nunca. Tal vez... pues sí, más que siempre. Otro impulso.
Y mientras tanto, espacio... realidad... tiempo...

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