martes, 11 de marzo de 2008

Historias de alcohol

Como tantas cosas en la vida, que dan y quitan, el alcohol le había dado un refugio donde ampararse cada vez que las cosas iban, ni mal ni bien, daba igual para empinar el codo. Pero también quitaba... primero lucidez, después fue amigos y finalmente la familia. Ya no tenía un refugio y solo le quedaba la calle como testigo de las injusticias que había cometido la vida con él. Que en realidad no era ninguna, porque había comenzado a beber como cualquiera, pero cuando quiso acordar desayunaba vino tinto. Lo raro es que había sido un ejemplo para muchos, todos querían tener su humor, predisposición a ayudar y la valentía para forjarse una vida con proyección social. Pero el alcohol lo destrozó.
Fue una pena, recuerdo que me invitó a que fuera a un programa de radio que él conducía en las afueras de Buenos Aires y antes de empezar la transmisión ya se había bebido unos cuantos vinos en la comida y un whisky de postre. La emisión no fue mala, pero se le notaba que le faltaban reflejos o que respondía con gracia cuando primaba la cordura. No me sentí incómodo, pero tampoco a gusto. Fue raro.
Ahora está en un centro de desintoxicación. Ha jurado que no volverá a tocar botella en su vida y los que lo queremos esperamos que así sea. Al menos para que vuelvan esos tiempos en los que emanaba humor sano, escribía con gracia dando vuelta las palabras y haciendo textos imposibles y nos deleitaba con sus ocurrencias en la radio. No sé por qué, pero a veces la mente suele ser nuestro mayor enemigo....

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