
Porque a qué retos nos enfretamos los jóvenes hoy en día y de que manera vamos a solucionarlos. El primero que me viene a la cabeza es el del medio ambiente, pero también la sociedad se enfrenta a otro tipo de retos que van desde lo personal hasta lo colectivo. En lo personal creo que atravesamos una etapa donde nos encontramos inmersos en una especie de vacio interior caracterizado por la falta de símbolos que nos trasciendan. Las diversas religiones ocuparon ese sitio durante buena parte de la historia de la humanidad, y hoy en día ese lugar parece designado a la ciencia. Pero de momento es muy joven y hay cuestiones que no nos puede resolver. Sobre todo en lo referente a un Dios. Ese algo en lo que creer o aferrarse en última instancia cuando todo parece que escapa de nuestras manos o no nos queda más alternativa que confiarnos a un ser superior porque nuestras capacidades o no logran comprender o son incapaces de solucionar. Al menos la creación de otro tipo de educación social donde a raíz de nuevos conceptos podamos afrontar de manera diferente ese tipo de situaciones que escapan de nuestras manos.
En cuanto a lo colectivo y más allá de los problemas como el antes mecionado del medio ambiente, también existen otros de distinto calado. El principal calculo debe ser la redistribución de la riqueza a nivel planetario, basándose en nuevos modelos económicos no excluyentes. Garantizando así la subsistencia alimentaria de las personas que habitan nuestro planeta. Al igual que la redistribución de la medicina.
Siempre, y mirando la historia con perspectiva, parece que queda mucho trabajo por hacer, pero está en la nueva relevación de cargos la esperanza de construir al menos un poco de mundo más justo. Ahroa bien, las bases sobre las que están sentadas la educación ¿han preparado a las nuevas generaciones para afrontar esos cambios? Todo indica que así es, pero lo que parece menos factible es que muchos de estos cambios los veamos materializados ya que la creación de nuevos órdenes mundiales requiere más tiempo para producirse que el sencillo trapaso de poderes entre generaciones. Y para ejemplos en este sentido, en la humanidad hay muchos: cuánto tiempo ha tardado la democracia en instaurarse en muchos países, o cuánto tiempo han tardado las mujeres en equiparar sus derechos a los hombres. El trabajo que queda por hacer es muy grande y depende del activismo y la actitud de las nuevas generaciones el llevarlo a cabo. Y para esto solo hay que creer en un sueño, tal vez una utopía: la de un mundo mejor para todos.
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