lunes, 3 de diciembre de 2007

Una noche entre amigos

Hace uno cuantos años, viviendo aún en Argentina, recuerdo que nos juntamos una noche en la casa de un amigo. Éramos alrededor de seis y como era costumbre por aquellos años, nos pusimos a hablar de filosofía y de cuestiones trascendentales de la vida. Como suele suceder en estos casos, y calculo que es al mismo tiempo como debe ser, cada uno expresaba sus opiniones sobre los temas que se iban sucediendo.
Pero recuerdo que llegado un momento de la noche, algo comenzó a molestarme, no era la charla, no eran los debates, ni siquiera la reunión. Era una especie de voz externa que también quería opinar. Algo que no veíamos, pero que parecía estar allí, molestando y no queriendo que nosotros habláramos de aquellos temas que tanto nos apasionaban. Fue todo muy rápido y calculo que para mis amigos que estaban adelante, lo que voy a describir, les causó un gran miedo. Tuve una sensación similar a la de salir de mi cuerpo para dejar que aquello opinara. Una especie de viaje astral, veía todo desde fuera y algo o alguien estaba ocupando mi puesto en ese momento y hablando con mi cuerpo. Por si a alguno se le ocurre pensar en qué habíamos consumido esa noche, baste con decir que un par de porros para todos y algunas cervezas. Pero el hecho es que dejé que aquello hablara, no sabía que decía, pero cuando terminó, vi como mis amigos sostenían mi cuerpo. Entonces decidí volver a entrar en mí.
Fue raro, y todavía lo es aún cada instante que lo recuerdo. Mis amigos me dijeron que había dicho cosas muy raras y que hasta la voz me había cambiando. Pero el mensaje que me transmitieron fue alentador, era como si hubiera estado poseído por un espíritu maligno y contaba los problemas que tenía en la tierra para que el mal triunfara sobre el bien. Recuerdo que me dijeron que no les hiciera más esa clase de bromas. Ellos pensaron que estaba bromenado. Yo creo que fue real y que de alguna manera cada vez queda menos espacio para el mal en este planeta si todos nos damos cuenta de que debemos mejorarlo entre todos. Algunos dirán que hay injusticias, otros que hay guerras, pero si miramos un poco el planeta desde fuera, es más la paz que la guerra. Y no me refiero ya a las situaciones cotidianas de la vida diaria, sino en general a como entre todos nos está naciendo cada vez más la necesidad de ser mejores para que el entorno esté mejor. Somos más conscientes a la hora de reciclar para cuidar el medioambiente, la medicina avanza a pasos agigantados para sanar nuestros cuerpos, la justicia tiene una tradición enorme y algún día la legislación logrará ser más justa, a través de Internet todos podemos expresar nuestras ideas y compartir nuestras vivencias para buscar soluciones mejores para nuestros problemas, la educación es un gran pilar de la civilización actual, etc.
De alguna manera todos queremos vivir tranquilos y deseamos lo mejor para los que nos rodean. Os hago una invitación a que dejéis hablar a esos espíritus porque cada vez que hablan, más se dan cuenta que no tienen cabida en este sistema. Mis amigos no quisieron saber nada de él y se preocuparon por mí en ese momento. Creo que a ese lo alejamos con buenas acciones. Porque este planeta aunque le quede mucho por mejorar, va camino de conseguir un futuro mejor para todos y todas. Es tal vez una cuestión filosófica y para ello os dejo con una reflexión de Descartes acerca de esta clase de espíritus:


"Supondré, pues, no que Dios, que es la fuente suprema de la verdad, me engaña, sino que cierto genio o espíritu maligno, no menos astuto y burlador que poderoso, ha puesto su industria toda en engañarme (...) Por lo cual, con gran cuidado procuraré no dar crédito a ninguna falsedad , y prepararé mi ingenio tan bien contra las astucias de ese gran burlador, que, por muy poderoso que sea, nunca podrá imponerme nada".


Si Descartes no les convence... pues siempre nos quedará Matrix...

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