sábado, 8 de diciembre de 2007

Una boda de mafiosos

Don Paolo Carponne fue sin lugar a dudas uno de los jefes de la mafia neoyorquina más respetados de su época. Mucho se habló acerca de sus macabras aventuras y de como administraba los negocio en la familia, pero aún queda latente el misterio del robo de su famosa pistola. Dicen que se levantó una mañana y que aún estando en la habitación se dio cuenta que habían robado su Magnum 357. Con ella se había iniciado en el mundo de la delincuencia y había hecho carrera hasta llegar a ser uno de los jefes más importantes en décadas. Tenía un cariño personal por su pistola y no entendía como podía faltar de su cuarto.
Al bajar las escaleras de su habitación y entrar en la sala, sus ayudantes intentaban pronosticar como irían los negocios ese día. Pero esa mañana la cosa no pintaba bien. Don Paolo comentó lo del robo de su Magnum y comenzaron a pensar en quién podría haber sido. Todo indicaba que el clan de los Taglielli estaba detrás de ello. Sin dudar un instante se pusieron en marcha y fueron a hablar con ellos.
Efectivamente los Taglielli tenían la pistola, pero lo que no esperaba Don Paolo era la propuesta que le hacía Don Luca, el jefe del clan. "Si te casas con Jeniffer, la pistola será tuya nuevamente. Si no, olvídate de ella y de tus negocios". Don Paolo marchó por la puerta con una gran confusión. Sus enemigos le habían seguido y sabían de su relación con Jennifer Berkley, una actriz de teatro y cabaret famosa por aquellos años. Pero eso para él era impensable, si se casaba con ella, estaría obligado a protegerla y al mismo tiempo tendría un punto débil de cara a sus enemigos en el negocio. La situación no tenía salida. Sin su Magnum ya no sería el jefe más respetado porque el robo de su pistola sería una mancha en su currículum, y si se casaba tampoco.
Pero pasados unos días, a Don Paolo Carponne le vino una idea a la cabeza. Disfrazaría a uno de sus ayudantes como si fuera Jennifer. Así que decidido a recuperar su pistola y prestigio, convocó a una gran boda y anunció que se casaría. Don Luca Taglielli acudió a la boda con la pistola para devolverla. Cuando pasa el novio al lado suyo con la supuesta novia, decide entregarle la pistola y comienza a reírse a grandes carcajadas creyendo que de esa forma había destruido el prestigio del capo más grande de las última décadas. Su sorpresa fue grande cuando al llegar al altar, Don Paolo se dio vuelta y destapando el velo de la supuesta novia, apareció Franco, su ayudante más cercano debajo del vestido. Cuenta la leyenda que nunca antes en la historia de la mafia se había invertido tanto dinero en balas para una boda. Fue el final de los Taglielli y Don Luca, el primero en morir. El segundo, Franco, una bala alcanzó en el medio del pecho a la novia y murió en el acto. Para hacer los honores a su incondicionalidad, Don Paolo prometió que un día vengaría su muerte casándose con su amor, Jennifer, y que dejaría el negocio. Y así fue. Años más tarde, se casó y se convirtió en el primer capo de mafia en reconocer públicamente una boda en la Nueva York de aquellos años.
Cuentan los que conocen la ubicación de su tumba que su muerte llegó bastantes años después de su boda, en medio de un tiroteo. Y según dice, hay una frase de Marco Aurelio en su lápida: "El que se casa muchas veces, no se casa; es un adúltero dentro de la ley".

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