domingo, 30 de diciembre de 2007

Noche de copas

Venía de días agitados. Finalmente había vivido en carne propia el desdoblamiento del alma y la realidad ante mis ojos se presentaba de manera diferente. Mi concepto sobre la existencia había dado un vuelco gigante en pocos meses y la percepción de mi entorno también. No tenía ganas de salir, pero los colegas habían insistido en que hacía mucho que no tomábamos algo y decidí acompañarlos. El bar estaba repleto de gente, de humo y de música a todo volumen. Me sentí extraño y pensé que no estaba en el sitio adecuado si lo que quería era un poco de paz. Pero también estaba bien acompañado y eso de alguna manera lo compensaba. Decidí no beber, haberme desdoblado hacía poco tiempo todavía provocaba en mi la sensación de observar una realidad paralela que con la costumbre, supuse, dejaría de asombrarme. Pero debía tomar precauciones. Creo que bebí unas cervezas sin alcohol que estaban en la nevera desde hacía tiempos inmemoriales porque salían muy frías y las normales de mis colegas casi a temperatura ambiente.
Estuve un rato hablando con Charly, un amigo de amigo, que no paraba de invitar rayas y copas a todo el mundo. Cuando llegó mi turno le dije que no quería olvidar, que prefería recordar. No sé si me entendió, pero miró serio, le entró un ataque de risa, me dio un abrazo mientras balbuceaba algo y siguió camino del servicio. El local era pequeño, pero había colocado un espejos en las paredes para dar sensación de más profundidad. Pensé en términos feng - shui y concluí que dado el estado de la gente da igual si roban o dan energía los espejos porque la mayoría ni se enteraba que estaban allí. Necesitaba distraerme, así que pedí a Guada, la camarera, una escoba y me puse a bailar con ella un par de canciones junto a otra gente que estaba bailando en un costado. La gente se divierte con muy poco pensé, y eso también me agradó.
Decidimos cambiar de bar y cuando entramos al siguiente me encontré con Javi, un ex comercial inmobiliario que además sacaba dinero de la venta de hachís y coca. Lo curioso fue verle de traje y más extraño aún que comenzase a hablarme como si fuera otra persona, con palabras diferentes a las que me tenía acostumbrado a usar. Pregunté que le había pasado y me dijo que todo había cambiado en su vida. Por un instante pensé que a él también se le había desdoblado el alma y que de alguna manera teníamos que hablar de ello los dos. Pero no fue así, me dijo que había encontrado el trabajo de su vida, que su empresa era la mejor de la región, que las perspectivas de crecimiento a nivel internacional estaban desarrollándose, e hizo un largo discurso sobre su nueva empresa y los objetivos que le planteaban en su vida. Me quedé sin palabras, creí que íbamos a hablar sobre la vida y terminamos hablando de programas y contabilidad de una empresa. En términos reales, vi como había lavado su cerebro y como de ahora en más, Javi, viviría por y para su empresa. Incluso me comentó como su vida personal estaba a disposición de la empresa y algo me carcomió por dentro. Me sentí frágil ante la economía de mercado, ante los estudios de captación de trabajadores y ante la fidelización de las personas. No quiero decir que Javi era mejor cuando traficaba y vendía casas, pero tampoco me gustó que robaran su vida personal. Calculo que el tiempo le dirá a él en que ha invertido sus esfuerzos. Estuvimos hablando un rato más y decidí marcharme a casa. Al salir por la puerta me tope con otro que también salía y casi chocamos. Me dijo "no choquemos que ya nos hacen chocar bastante". Tal vez fue una frase fortuita, pero en el fondo estoy seguro que ese tipo también se había encontrado con otro Javi, y también había decidido marchar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Muy interesante, me conmueven tus letras, sigue así.

Anónimo dijo...

Hola Mateo. Me has dejado con la boca abierta. Espero que cuando el tiempo nos diga en que invertimos nuestro tiempo, nos encuentre con una vida plena y un corazón sano.- Un gran abrazo.- Un próspero 2008.-