viernes, 28 de diciembre de 2007

Cambio de vida

Hacia meses que no veía a James Collins, un americano de clase media alta de Washington, que había decidido salir de la caverna de Platón emigrando a España. En concreto a Santander. Estuvimos comiendo en un chino del Sardinero mientras comentamos nuestras peripecias por estas tierras. James me contó que está cansado, que tiene ganas de volver dentro de la caverna y contar a los que allí viven lo que encontró fuera. No le gustó que le recordara que si hace eso le matarían como en el mítico relato. Pero lo cierto es que por más que lo intenta, no encuentra su sitio. Está bien laboralmente, ha formalizado una relación con una vasca, ha hecho algunos amigos, pero a su entender, tiene aún un vacío por dentro que no logra llenar. Dice que cada determinado tiempo, su alma se desdobla de su cuerpo y que la realidad que encuentra tanto por un lado, el de la vida cotidiana, como por el otro, el espiritual, no le permiten comprender su situación en la existencia. Sabe que tiene que hacer algunas cosas en la vida, pero pareciera que con eso no le bastara.
La verdad es que es un tío curioso por donde se lo mire, ya que cada pregunta que hago, siempre tiene una respuesta muy estudiada para ofrecer. Y lo más curioso es que nunca habla de él, ni se pone como ejemplo de nada, su mundo es el de la ideas. Ante cada planteamiento responde con ideas, nunca con ejemplos, y menos personales.
Lamentablemente James nos va a dejar. Tiene planes de futuro y aún sabiendo que debe cumplir con algunas obligaciones en la vida, ha decidido dejar todo, incluso a su novia y según entendí marchará de aquí en dos pasos. El primero de ellos, según dijo, es que ya entendió de alguna manera lo que somos como seres humanos, pero también me dijo que le es imposible explicarlo. Así que ha decidido irse a meditar a un monasterio budista en Andalucia.
El segundo paso, y el más triste tal vez, es que cree que puede encontrar un método para abandonar la vida, pero sin morir del todo. Le pregunté si se refería a una certeza de la existencia de un alma que lo llevara a otra vida. Se quedó callado un largo rato y con una frase sacada de la película Matrix me respondió que no podemos ver más allá de las desiciones que tomamos pero que no entendemos.
En el fondo James busca respuestas, pero lo válido en él es que ha encontrado preguntas. Y más válido aún es que no se deja engañar por las tonterías que nos ofrece la vida día a día para distraernos de preguntas escenciales. Es una pena que nos abandone, hubiera sido muy útil en esta sociedad marcada por el consumismo, la realidad inmediata y las soluciones a corto plazo.

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