miércoles, 21 de noviembre de 2007

Papá Noel en verano

Pues ahora que llegan las fiestas quería hacer una reflexión sobre lo que significan para mí las navidades y el año nuevo. Como bien saben, nací en Argentina y allí se celebra recién comenzado el verano. Así que los primeros años en España fue raro tener que brindar el 24 por la noche con bastante abrigo. En cambio en los países australes, esos días son de fiestas multitudinarias donde por lo general se termina esperando el amanecer en alguna fiesta, todos con poca ropa por el calor que hace. En concreto, en Santa Rosa, lugar donde nací, todos los años se hacen un par de macrofiestas donde llegan a juntarse más de mil personas y es agobiante el calor que hace. Pero tanto en el norte como en el sur, algunos aborrecen las navidades, y obviamente hay también a los que les gustan. A mí en particular me gustan, de alguna manera simbolizan el acercamiento entre familiares (cosa que da pánico a muchos) y también el nacimiento de una persona que cambió el curso de la humanidad. Se puede estar de acuerdo o no, pero hay que reconocer que pocas veces nacen personas de ese tipo.
También me gustan porque es época de regalos y de preocupaciones. Si lo que escogemos para alguien es realmente lo que espera recibir de nosotros, qué vamos a cenar (que al final siempre está todo buenísimo), la ilusión de los niños... Por todo esto y algunas cosas más me gustan las navidades. Además de compartirlas con gente que también las vive como yo, que tratan mejor a los demás, que respetan un poco más a sus semejantes y que creen que entre todos podemos tener unos días de paz, entre tantos días locos del resto del año.

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